El presidente de Bolivia Carlos Mesa, uno de los más prominentes intelectuales de su país, corrió la misma suerte de su antecesor Gonzalo Sánchez de Lozada al renunciar anoche a su mandato, derrotado por presiones sociales y políticas.
La dimisión se registró tras 20 meses de agitada gestión, en la que sin apoyo sólido en el Congreso no consiguió asegurarse la gobernabilidad ante los enérgicos reclamos por la nacionalización del petróleo que se acentuaron en el último mes. Un Congreso extraordinario convocado para hoy considerará su dimisión.
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