Aunque no le gustaba, Nicole Ábrego todavía recuerda cómo se descabeza un camarón. Desde sus nueve años, hacía el trabajo por necesidad. Sus padres son trabajadores manuales y los ingresos no son muy altos, por lo que la pequeña fue enseñada y todas las tardes en el puerto descabezaba los camarones que llegaban de la pesca. La paga era de B
1.00 por pelar ocho libras de camarón. Recordó que su horario era desde las 9: 00 a.m. hasta las 12:00 m.d. "Muchos niños nos reuníamos en el puerto, unos pelaban camarones y otros cargaban, también se vendía rifas", contó la niña.
Al lado de Nicole, se sentó su compañera, María de los Ángeles Rodríguez, también de 11 años. Ella también pelaba camarón. Explicó que a ella le pagaban B/2.50 por pelar 10 libras de camarón. La pequeña recordó que un sábado trabajó desde temprano hasta las 6:00 p.m. y ganó B/20.00. Todo el dinero que recogían las niñas era para ayudar en la casa. Ambas tienen hermanos mayores que también están en el negocio.
SALIO DEL ABISMO
Mientras Nicole y María estaban en el puerto, Karina Barrera vendía rifa, actividad que hacía desde los 7 años. En su rostro se notó su desagrado al hablar del tema. Nunca le gustó hacerlo porque no le dedicaba el 100% a la escuela, pero la necesidad era más que todo.
Esta niña, de 11 años, se levantaba desde las 8: 00 a.m. a vender 100 números a 25 centésimos. El recorrido era por todo el pueblo y al final se hacía la rifa. Al ganador se le daba una parte de lo recogido y ella se quedaba con lo otro, también para ayudar en la casa.
SE EXPRESARON
Estas niñas, hoy día, no tienen que saber más de pelar un camarón ni vender una rifa porque Casa Esperanza y el Programa Pro Niño de Fundación Telefónica las incluyó en el programa para la erradicación del trabajo infantil, haciéndose cargo de todos sus gastos para los estudios. Mientras se conversaba con ellas en el aula de clases, expresaron mediante un dibujo, los felices que son hoy día.
Las niñas están ansiosas por terminar la escuela y asistir a una universidad y ser profesionales. Curiosamente se observó en sus dibujos que todos anhelan una mejor vivienda y ayudar a su familia. En fin, son niños que añoran graduarse y trabajar en un mejor lugar para poder comprarse una casa y tener una familia.
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