Cualidades sorprendentes. Nathalie Sánchez tiene cinco años y aunque quiso entrar a cursar el primer grado, no la dejaron, ya que no está en la edad requerida. Para ella escribir el abecedario y los números del 1 a 50 se tornó tan tedioso, que llegó un momento en que los ejercicios los entregaba en blanco a la maestra. No era porque no sabía o no quería estudiar, al contrario, la pequeña deseaba avanzar más, como saber de computadoras, de inglés, de ciencias naturales y matemáticas, pues leer y escribir es lo que más le encanta.
Su madre Yamileth recuerda que en una ocasión, al cuestionarla por qué hacía eso, la niña le respondió: "Estoy cansada de escribir ma me mi mo mu". Agregó que la experiencia de estar en kinder y pre kinder no fue de mucho agrado, ya que cuando el resto de los niños estaba dibujando bolitas y haciendo recortes, ella quería ir más allá.
¿COMO DESCUBRIERON ESTE DON?
De acuerdo con la progenitora, esta historia se remonta al poblado de El Mosquitero de Penonomé, donde un día ella regresaba de lavar del río y observó que Nathalie escondía los libros y el cuaderno. Al revisar lo que había hecho leyó: "Mi mamá me ama, mi papá mima a mi mamá".
En la tarde, cuando llegó su esposo Iván, Yamileth le contó lo que había visto y su reacción fue: "Cómo va a hacer eso, si ella no se sabe ni las vocales". Posteriormente, le entregaron los libros, se escondieron para observarla y era el mismo comportamiento, hasta que le compraron un libro de lectura para primer grado.
Recuerda la madre que Nathalie se aprendió el abecedario completo en tres días y que empezó a leer a los tres años.
SU ENTRADA AL MUNDO DEL SABER
En busca de mejores oportunidades, los padres de la niña abandonan tierras coclesanas y se radican en el sector 13 de la Barriada 2000, en Arraiján, donde vive su abuelo materno.
Al ver el talento que tenía Nathalie deciden matricularla en pre kinder, en la Escuela Infantil La Vid, donde pasados varios meses la maestra que la atendía le confiesa a la madre que esta menor estaba muy avanzada en comparación al resto de los niños, por lo que deciden pasarla a kinder; sin embargo, el panorama fue similar.
OTRA AVENTURA
Este año los padres de Nathalie trataron de matricularla en primer grado en la misma escuela, pero no la aceptaron por no tener la edad de ingreso para primer grado (seis años). Igual esfuerzo realizaron en un plantel privado, pero no fue admitida ni en calidad de oyente.
"Pienso que le debieron dar la oportunidad como oyente para así incentivarla a que siga adelante", expresó su madre, que en el afán por incluir a su hija al sistema educativo tocó las puertas de la Dirección Regional de Panamá Oeste, pero tampoco le dieron esperanzas, pues había que seguir las normas.
Hasta le dijeron que la niña iba a quedar traumatizada, por lo que fue referida a pediatras y psicólogos, pero los especialistas avalaron un buen desarrollo en la pequeña.
MENOS PERDER EL TIEMPO
Para no repetir "lo que ya la niña sabe", un tío que conoce a una maestra de primer grado le envía tareas para que las haga y así entretenerla.
Sus padres, a pesar de las limitaciones económicas, aún pagan un libro de inglés que les costó B/127.00. Al ser complacida con este regalo, ella prometió que se aprendería todo lo que decía, y en efecto ha avanzado por sí sola, con el apoyo de unos CD interactivos.
Su madre confesó que nunca le ha tomado la mano a Nathalie para hacer las tareas o algo. "Ella no ha aprendido por repetición como hacen los otros niños. No le gusta que le ayuden a realizar las tareas", destacó.
Tanto asombro ha causado esta pequeña que una vez en el supermercado, a la edad de tres años, mientras formaban la fila en la caja rápida, le aclaró a la mamá que estaba mal ubicada, pues en la carretilla llevaba más de diez artículos y eso era lo que decía un cartel. El resto de los presentes se quedaron con la boca abierta. Imagínese, que su pasión por los libros es tanta que llora porque le compren más. En ocasiones hasta las dependientes terminan comprándoselo, pues su madre admite que no tiene para tanto.
ASI LO DICE LA LEY
DIAaDIA contactó a la profesora Victoria Tello, directora nacional de Educación Inicial del Ministerio de Educación, quien enfatizó que Panamá se maneja con el Decreto 82 que establece que la edad para ingresar a la vida escolar es a los seis años y así lo respalda los organismos internacionales.
"A nosotros lo de la edad no nos preocupa, nos preocupa el desarrollo físico y emocional, pues está con otros niños que van evolucionando a la par", dijo.
Agregó que en algunos casos, pese a que no conoce a Nathalie, con estos niños a medida que va pasando el tiempo se van aburriendo.
"Si la escuela aceptó al niño de baja edad, la escuela tiene que asumir el error que cometió". Tello sugirió conversar con los directivos de esta escuela, pues no está de acuerdo con que sean incorporados y luego se les ponga un alto a estos niños.
Frente a este panorama, la señora Yamileth espera conseguir una beca para hacerle realidad el sueño de su hija: llegar a ser una doctora y crear un hogar para niños pobres.
En tanto, Nathalie continúa nutriéndose de conocimientos y compartiéndolo con su hermano Javier Iván, de dos años, quien ha mostrado también interés por escribir y la lectura.
PADRES
Su padre, el señor Iván, labora como soldador y la señora Yamileth cursó estudios hasta sexto año en Penonomé.
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