Jamás un abrazo significó tanto para Cándida Murillo, quien ha tenido que estar separada de su hijo por errores que se cometen.
De la misma manera sintieron los familiares de los jóvenes internos del Centro de Cumplimiento de Tocumen, quienes juntos ayer disfrutaron del cierre del Primer Trimestre de Educación y Cultura del Centro de Rehabilitación.
Luego de varios meses de incansable estudio y cursos de ebanistería, horticultura y talleres de teatro, treinta jovencitos llenaron de orgullo a sus madres, quienes agradecían al Sistema Penitenciario la ayuda que sus hijos han recibido.
"Como si fuera otro muchacho, creo que me lo han cambiado", sustentó Ariadna Madriagales al ver que su hijo no es la ni la sombra del que entró en el centro, por robar en un supermercado.
TALENTOSOS
Con bailes, cantos y palabras de agradecimiento, los muchachos se "robaron" el evento.
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