Yo aplaudí la sabia decisión de TVN de no permitir que Guillermo Ferrufino estuviera al frente de ¿Qué tal si te digo?, sencillamente porque no era correcto que él siguiera siendo figura de la televisión local, ahora que es Ministro de Estado. TVN hizo, en ese momento, lo que hace una empresa responsable que cuida un producto televisivo, que cuida su nombre, su credibilidad y su marca.
Cuando lo escribí, recibí todo tipo de insultos por sus seguidores, y hasta me trataron de poco humano por no apoyar que "San Ferrufino", como me escribió una lectora, siguiera en pantalla. Me mantengo en que ni es correcto, ni es ético ni se ve bien que un Ministro de Estado, sea el que sea y por muy popular que sea, esté en pantalla como presentador de televisión, y menos en un espacio como ese. Si aceptó ser Ministro, a eso se debe dedicar, en eso se debe centrar 'full time' para que haga el trabajo que le encomendó el Presidente, y por el que le pagamos todos los ciudadanos.
Me gusta la solidaridad, pero nunca me gustó ¿Qué tal si te digo? porque soy fiel creyente de que el que desea ayudar de corazón, no lo dice. No hace publicidad de eso. Ayuda y punto. No me gustaba ese "show" porque si en televisión vas a hacer un "reality" del dolor de los demás -cosa que es horrible- ellos son los protagonistas de la historia y no el presentador que robaba más cámara que "los privilegiados". No me gustaba porque estoy seguro de que si algún familiar del presentador o de alguno del "staff" del "show" tuviese una necesidad como las que se presentaban, ellos no permitirían que los casos de sus parientes fueran públicos, y ayudarían sin decirlo. Detesto todos los programas en los que se explotan las necesidades, enfermedades y el dolor de los demás –vistiéndolo de ayuda social- a cambio de unos muebles, un supermercado o una máquina para vender raspa'o, porque detrás de eso existe una empresa tan poderosa como una televisora ganando dinero con la pauta. Eso, mírelo como lo mire, se convierte en un negocio a costa de la necesidad de los demás porque la ayuda solo es un paliativo a sus permanentes problemas. No es una solución real. Son "shows" televisivos, nada más.
No quería escribir sobre 'La vida te da sorpresas' hasta verlo varias veces, porque en su primera emisión me percaté de que lo único diferente a ¿Qué tal si te digo? era su presentador, y me decepcioné mucho. Me decepcioné porque creo que TVN tenía en sus manos todo para llenar ese vacío que evidentemente dejaba Ferrufino. Tenía en sus manos presentarnos un programa real de responsabilidad social empresarial, en el que no se explotara las necesidades de las personas, en el que se ayudara de verdad, en el que no se lucrara del dolor ajeno, e inclusive en el que ellos, como empresa, ayudaran de manera permanente a los protagonistas de las historias. Teniendo en sus manos una audiencia cautiva, no había excusa para no presentarnos algo diferente en vez de una cuasi copia.
Aunque el presentador y el modo de presentar las historias es diferente, es casi lo mismo. Me molesta que Edy Vásquez, un hombre del pueblo, que es querido por el pueblo, que se ha ganado su espacio en el medio, que viene de abajo y que se ha superado con esfuerzo y trabajo, sea presentador de un espacio que vuelve a hacer lo mismo: explotar el dolor de los demás. Me molesta porque aunque creo que es un hombre de sentimientos honestos, no supo canalizar bien su popularidad y cedió al estrellato que da ser presentador. Me molesta porque sus intervenciones y llantos en Canta Conmigo se veían falsos, y ahora remata con este proyecto. Porque cuando sumo uno más uno me sale a que todo estaba planeado, pensado y estudiado para llegar a 'La vida te da sorpresas. TVN me decepcionó. No esperaba ahora un San Edy, ¡Oh, my God!
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