La amenaza de la velocista Ana Guevara de ausentarse a los próximos Juegos Olímpicos si no cambian a los dirigentes de la Federación Nacional ha sido como fuego a un polvorín que ha explotado en el atletismo mexicano, ahora en crisis.
Después de ocupar el lugar 32 en los pasados Campeonatos Mundiales, en Osaka, y de quedarse sin medallas, parecía que al atletismo de México no le podía pasar nada peor este año, pero Ana demostró lo contrario al calificar de inepto al presidente de la Federación, Mariano Lara.
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