"Papá, quién me va a dar ese amor que tú nos sabías dar". Estas eran las palabras que pronunciaban los hijos del sargento Andrés Pineda, ayer en su sepelio en el campo santo Colinas de La Paz, de Arraiján.
El sargento segundo del servicio de la Policía de Turismo, falleció el pasado jueves cuando un carro del Ministerio Público colisionó la patrulla en donde viajaba Andrés por el Corredor Sur.
Sus compañeros de labores lo recordarán como un buen hombre compresivo, trabajador, que siempre estaba pensando en el bienestar de su familia.
"Salimos de nuestras casas, decimos a nuestras esposas hasta luego y a veces no regresamos", dijo el teniente Guillermo Roach, compañero de Pineda.
Los uniformados dijeron no entender cómo una persona a la que le faltaba un brazo podía estar manejando un vehículo y sin que nadie lo acompañara. Pineda recibió un ascenso póstumo como sargento primero, pues él tenía más de 20 años de estar en la Policía.
Sus familiares estaban destrozados por su deceso.
PELIGROSA
Por los riesgos de su profesión, Pineda estaba pensando en dejar la institución para buscar un trabajo más seguro.
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