Su especialidad es trabajar con la tagua. Quericio Flaco Dogirama, de 50 años, es un artesano desde hace cinco años. Él explicó que aprendió desde hace mucho tiempo a tallar la tagua, porque veía a sus padres y abuelo trabajar el marfil vegetal, y después fue que las empezó a vender.
El artesano tiene su puesto de venta en Mi Pueblito y también se traslada a otros lugares como el mercado de Las Pulgas y otras ferias de artesanías que hagan en la ciudad capital.
Manifestó que es oriundo de Sambú, Darién, pero tuvo que venirse a la capital porque sus hijos necesitaban tener una mejor educación, actualmente sus tres hijos son profesionales.
Él compra la semilla de tagua en un dólar y tiene el tamaño de una cebolla grande. Hacer una artesanía le toma hasta 15 días. "Me cuesta más cuando tengo que unir más de seis taguas para hacer un águila arpía, que después vendo en B/280.00", dijo Quericio.
El artesano contó que en su provincia cogen la tagua y hacen objetos rudimentarios que se convierten en los juguetes de los niños.
Aconsejó a todos los artesanos a unirse para seguir adelante en la confección de taguas. "El que no sabe hacerlas, que se una de ayudante para que aprenda a confeccionarlas y comprar las semillas. Luego de aprender, debe tratar de independizarse para que cree su propio negocio", afirmó Quericio.
Pero este artesano es tan accesible, que siempre le da rebajas a sus clientes con tal de complacerlos. Él vive en el sector de La Alameda en la 2000, Arraiján, junto a su esposa, quien disfruta al verlo confeccionar hermosas formas de animales en las taguas.
DESEO
Quericio pidió que se dé más realce a Mi Pueblito, para que así mejoren las ventas.
|