Rafael Furcal se pasará tres semanas en una cárcel pequeña, sin ventanas, y atestada por 70 reclusos, una vez acabe la postemporada para los Bravos de Atlanta.
Allí dormirá en una litera, comerá tres comidas insípidas por día y compartirá una ducha y un lavatorio con los demás reclusos en el Centro de Detenciones del Condado Cobb, en Marietta, Georgia. Furcal está haciendo todo lo posible para aplazar ese momento.
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