La consternación y la impotencia se sienten en su voz.
La señora Jennifer de Cole, fue testigo ayer del estallido en el autobús. Recuerda que cuando pasaba por el lugar, las personas se lanzaban de cabeza por la ventana, mientras las llamas empezaban a arder.
Agarró a dos niños, que habían sido tirados en medio de la conmoción, los colocó a la orilla de la calle y, al instante, el colectivo estalló. "Los gritos de desesperación se escuchaban, las ventanas estallaron. Fue rápido, en cuestión de cinco minutos, todo había terminado, las llamas los consumieron", aseguró.
Cuando la columna de humo subió hasta el tendido eléctrico, los policías que estaban en el sitio impedían el paso de las personas. Su celular sirvió para que el "pavo" del bus hiciera una llamada.
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