Una de esas personas que realiza este arduo trabajo es Adrián Santos, quien dijo que lleva 18 años en el oficio. Con esto logra ganarse al menos 600 balboas, desde el día 28 de octubre hasta hoy, cuando los familiares visitan los cementerios.

Sin embargo, este año, según Adrián, la situación ha desmejorado, puesto que pocas son las personas que han solicitado sus servicios para la remoción o arreglo de las tumbas o bóvedas.

Santos explicó que las lluvias y el fuerte sol son los que más daños ocasionan a las tumbas, sin dejar por fuera a los amigos de lo ajeno.

Además, expresó que con lo que se gana lleva el sustento a su familia por varios meses, pero este año las cosas se han puesto difíciles y cree que no podrá alcanzar la suma que había logrado anteriormente.

En el cementerio de Santiago se notó que los mismos familiares daban mantenimiento a las tumbas para no pagar por este servicio.