Comienzo diciendo que ese es uno de los shows más antiguos de la televisión nacional. Es uno de los especiales televisivos de mayor audiencia año tras año. Es, además, un show 'patrimonio de los panameños' porque en su producción se involucra a casi todas las provincias del país, en la búsqueda de la abuela más premiada de Panamá.

Es, indudablemente, el programa televisivo que despierta más emociones porque magistralmente, con mucha sutileza y respeto, hacen de historias que para muchos pueden ser trágicas, momentos entrañables que pueden servir de ejemplo de familia y amor a quienes lo sintonizan. Lograr eso en televisión no es fácil.

La producción de Esa Cabellera Blanca 2010 fue hermosa. Sus productores decidieron este año darle movimiento al show que se estaba convirtiendo en algo aburrido, estático y plano para televisión. Este año, los reportajes en exteriores fueron producidos con cerebro, con amor, con pasión, con fineza. Las tomas eran las correctas, la post producción moderna y acorde con el concepto, la fotografía fabulosa, la musicalización correcta, el guión tan entretenido que daba gusto. Producción Telemetro le dio vida al show y nos entregó un proyecto de calidad con errores tontos al aire como no apagar los micrófonos y cortar señal en los momentos de comerciales, dos negros que se les fueron y 13 segundos de problemas de audio cuando Osvaldo Ayala cantaba.

Reitero, visualmente su producción estuvo de 4.7, sin embargo, los inconvenientes que se dieron en pantalla al final tienen nombre, apellido y causa: Mayín Correa y su estrés. El problema en pantalla lo causó su conductora estelar. Ella irrespetó un guión, irrespetó a su co-presentadora Karen Chalmers al no darle su lugar y al final se descontroló. Los nervios y el estrés de no encontrar el papelito en la rosa pudieron más que ella. Dañó el final y hasta se vio impacientemente grosera. No supo controlar la ausencia del notario en el escenario y se desbocó. Gritó solicitando al notario, olvidando que tenía el micrófono abierto y que estaba en un show en directo, mientras que Chalmers, por otro lado, llamaba a la señora Correa sin que ella le hiciera caso.

Mayín olvidó aspectos clave a la hora de hacer televisión, como lo es seguir la indicación de un productor -aunque sea dueño de los derechos- porque para eso están ellos, además, hacer imperceptible a la audiencia cualquier "problema" que en estudio existiera.

A pesar de los inconvenientes 'al aire' causados por la propia dueña y creadora del concepto, producción Telemetro, sus camarógrafos, editores, escenógrafos, luminotécnicos y creativos ofrecieron este año un buen show. Un show bonito, familiar, sin jugar con las tragedias de las abuelas y resaltando conceptos tan perdidos en esa misma pantalla como hogar, amor de familia y unidad. Borrando los errores mínimos, fue un concepto producido con calidad de exportación

La señora Correa debe comprender que los tiempos cambian. Que las técnicas de hacer televisión hoy, no son las mismas de hace 10 o 20 años. La televisión hoy lleva ritmo, lleva magia y, sobre todo, control, mucho control, solo así se logra una 'edición especial'.

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