En mis escasos 18 años mucho he escuchado sobre la invasión del 20 de diciembre de 1989 y de cuando a Noriega se lo llevaron, pero jamás imaginé cuán profundo había calado eso en el pueblo panameño.
La verdad, pensaba que era algo que los historiadores y mis profesores se habían encargado de resaltar, y no entendía por qué en los medios se repetía una y otra vez, todos los años, hasta un día antes de mi cumpleaños (21 de diciembre), la frase "prohibido olvidar".
Entre mis amigos, con quienes en ocasiones he conversado sobre hechos históricos que recordamos de la escuela, como el Incidente de la Tajada de Sandía, jamás, en ninguna de nuestras pláticas, se habló de la invasión. Simplemente conocíamos poco de eso y no nos interesaba... ¡Ni habíamos nacido cuando sucedió!
Tampoco, cuando una de mis editoras me dio la oportunidad de participar en este especial -justo porque no viví los hechos-, ni remotamente pensé encontrarme con historias y emociones tan impactantes de personas que fueron testigos de aquella acción que para capturar a Noriega, costó la vida de cientos de personas, de sus sueños y de lo que sintió toda una nación.
Fue al ver en las fotos blanco y negro impresas en los diarios de la época cómo El Chorrillo, aquel barrio en donde pasé parte de mi infancia, había sido destruido y quedó cual papel achurrado; y ver las caras de angustia de los panameños que buscaban un poco de esperanza en medio de una ciudad casi en ruinas, cuando entendí por qué se exige que el 20 de diciembre se convierta en un día de duelo nacional, que cuando se hable del tema se prohíba olvidar, y lo confieso, jamás quisiera vivir el trago amargo de una invasión.
Cuánto me gustaría que jóvenes como yo se interesaran por conocer de la fecha. Eso no es algo que pasó en el lejano Oriente ni cuando el Canal apenas se construía. No fueron bombitas lo que cayó sobre la ciudad, ni un hecho de un sólo día.
La invasión a Panamá es más que saber que los 'gringos' llegaron una madrugada, cuando todo el mundo dormía y atacaron. Es más que mirar de reojo los titulares de los periódicos de todos los 20 de diciembre y no preocuparnos, y es más que copiarse en el parcial de Historia, sobre este tema.
Creo que es preciso interesarnos por ese pasado reciente que nos permitió tener el Panamá de hoy, y que nos dará al oportunidad de cuestionar, objetivamente, si intervenir en Panamá, fue en realidad una causa justa.
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