Transitar de noche por la vía Panamericana es toda una odisea, más en el tramo que comprende desde la antigua base militar de Río Hato hasta La Ermita de San Carlos, donde la calle no está señalizada con líneas amarillas ni blancas y carece de iluminación. Los conductores deben adivinar cuándo viene la curva, porque no hay nada que lo indique, sin contar con los huecos y baches de la vía. Pero, en un viaje al interior o de regreso a la ciudad, éste no es el único tramo peligroso, hay muchos más.