Ese es el caso de miles de privados de libertad, que más que el castigo del encierro, sufren por no poder estar con sus familiares.

Janeth Rosas hace de tripas corazón cada domingo, cuando recibe la visita de sus hijos, en la fría sala de visitas del Centro Femenino de Rehabilitación. Aunque su hija, que tiene 20 años, sabe la razón por la que se encuentra allí, Janeth ha decidido no contarle a su pequeño de 4 años, quien cree que su madre está en una "escuela especial", lo que no es del todo falso, pues está aprovechando el tiempo que lleva en el centro para terminar su secundaria. En cada visita, Janeth le muestra sus cuadernos con las lecciones aprendidas. Aunque extraña a su mamá, el pequeño la motiva a que aprenda para "que haga bien las cosas". El niño, que desde los tres años asiste a una escuelita, le preguntó a su mamá por qué no iba a casa, si ya todas las escuelas habían salido de vacaciones. Janeth sólo pudo decir que se trataba de una escuela muy estricta, y que por eso ella debía permanecer dentro, pero que muy pronto iba a volver a estar con él.

Janeth quisiera eliminar los errores que cometió en su vida, pero con una visión más madura, comprende que sólo queda esperar y poner todo su esfuerzo para salir adelante. Entre sus metas está estudiar enfermería.

Para muchos, Año Nuevo es una ocasión más para fiestar, pero para Janeth ha tomado un nuevo significado, pues cada día es una oportunidad para rectificar y avanzar, y así como ella lo anhela, espera que toda madre pueda dar un beso y un abrazo a sus hijos esta medianoche, y que en adelante pasen un feliz Año Nuevo.

MORA JUDICIAL
Desde hace 10 meses, Janeth se encuentra recluida por delito contra la salud pública; sin embargo, aún no ha ido a audiencia.