Indira Bethancourt es una panameña que ha participado en dos guerras como soldado de las Fuerzas Armadas de Los Estados Unidos.
Da gracias a Dios de haber vuelto con vida para poder reencontrarse con su familia y contar sus experiencias.
Su primera guerra fue en el Golfo Pérsico en el año 1990. Para ese entonces, ella llevaba la contabilidad en una tienda que había dentro de un barco, pero además se interesó por la medicina, y en sus tiempos libres, ayudaba en los cuidados intensivos de los pacientes.
Admite que en esta oportunidad no vio tan cerca las calamidades de la guerra.
Para ese entonces, Indira Bethancourt, quien es oriunda de La Chorrera, ya se había convertido en una veterana de guerra, pero aún así aceptó ir a una segunda guerra: la de Irak.
"La experiencia en Irak fue diferente de la primera, sobre todo por tener la responsabilidad de casi 500 marineros bajo mi cargo", indicó.
Durante su estadía en Irak, ella tenía la misión de salir en los "convoy", como asistente médica, mientras que sus marineros, tenían que recoger desde los helicópteros a los heridos.
En los 13 meses que Indira pasó en Irak, considera que el momento más fuerte en que pensó que no saldría viva, fue cuando iban a bordo de un helicóptero y fueron atacados con balas.
Como buena cristiana, Indira nunca perdió la fe y, por el contrario, siempre confió en Dios y en la Virgen de Guadalupe, de quien es devota.
Quizás el costo más grande de esta guerra para Indira, es haberse perdido dos navidades, las fiestas, los nacimientos en la familia, los matrimonios y las graduaciones.
Luego de estas dos importantes misiones que Indira ha tenido dentro de su campo profesional, aún no se retira, seguirá brindando su servicio como planeadora para el ejército mayor del Navy en la rama médica.
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