Tampoco jugaba Brasil, sin embargo, la casa 8 de la calle E, se convirtió en un "sambódromo", luego de que Doña Rogelia (fanática de Italia), diera el visto bueno para que su residencia fuese el punto de reunión para que amigos y vecinos vieran la final del Mundial.

La reunión estuvo organizada por el futbolista Nicolás "Yuyu" Muñoz. Y no fue sólo ver el partido, las risas, bromas, marcaron la tónica ayer.

Afuera, en la calle, una piscina daba la bienvenida a todo el que llegaba. En el medio tiempo se daban su chapuzón, incluso, durante el partido, los que estaban secos eran cargados y los tiraban al agua a la fuerza.

La mayoría, entre esos Yuyu, le iban a Francia. Algunos, claro está, luego que se eliminó Brasil. Con el gol de Zidane, todos brincaron felices, pero minutos después la respuesta. Los pocos que le iban a Italia, gozaron con el empate que niveló las acciones.

Doña Rogelia hacía fuerzas para apoyar a los "azurri". "Esos italianos son sucios, son malos", le gritaba Yuyu a la dueña de la casa a manera de broma. Ella respondía: "Vamos a ganar". Todos reían con los gritos de estos dos.

De pronto, gol de Italia y el festejo, pero los hinchas franceses los callaron diciendo: "No fue, no fue, lo anularon por fuera de juego". En tiempos extras, todo fue lamento con las ocasiones de gol malogradas por Ribery y Zidane.

"Mira ahora quién es el sucio, se cree un toro", le gritó Doña Rogelia a Yuyu, cuando expulsaron a Zidane. Volvían las bromas. "Con todo y eso, le vamos a ganar", respondía Muñoz.

En los penales, todos salieron. Unos gritaban "Barthez, Barthez"; otros: "Italia, Italia, Italia". Con el último penal, bajaron el radio, todos a la expectativa, y cuando el italiano disparó, apagaron el televisor y los que habían planeado todo, corrieron a la piscina. Los otros prendieron el televisor, vieron el festejo en el cuadro y los que iban a Italia comenzaron a saltar. A su manera, a su estilo, este grupo gozó con la final del Mundial de Alemania.

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