Resulta que se acabó el gas, justamente cuando la joven estaba asando una carne. Mi amiga estaba en su trabajo, pero no se le informó nada de la situación. Al llegar a casa, sus hijos sólo habían comido ensalada de legumbres, a la fuerza, debido a que la jovencita no había cocinado.

Además de no haberla llamado, mi amiga se molestó porque la noche anterior la doméstica le había ayudado en una barbacoa que celebraron en su casa, por lo que había carbón, kerosene y barbacoa.

¿Por qué si lo tenía todo aquí, no usó su iniciativa?, le preguntó mi amiga.

La joven se le quedó mirando y le preguntó: "Señora, ¿y a`onde dejó usté la iniciativa, que yo no vi na’ de eso? Si usté me hubiera dicho, yo la hubiera usa`o pa` cociná".

Muy mal se sintió mi amiga, porque no se había percatado de que su joven asistente no sabía lo que era la iniciativa.

Esto, obviamente, es un caso extremo, sólo para ilustrar el estado actual de muchos sectores de la sociedad. Eso es algo que no se aprende a base de maestrías y post grados, sino que se nace con ello y se va fortaleciendo con las vivencias diarias.

Y es preocupante la falta de iniciativa en esta época que nos ha tocado vivir. Sólo basta verlo en el sector educativo, donde la única iniciativa, que se ha convertido en rutina, son los paros para protestar. No hay nada nuevo, no hay aportes, no se nota ni se siente el ingenio humano, como un sello de progreso, para mejorar nuestra calidad de vida. Ojalá el panorama cambie, porque de lo contrario, tal como la doméstica, la sociedad podrá tener los elementos para superarse al alcance de la mano, pero por falta de iniciativas, se quedará empantanada.