El precio de la gasolina está por la nubes, y en las últimas cuatro semanas no ha bajado.
Los aumentos están bombardeando el bolsillo de los panameños, y no hay modo de esquivar el golpe. Lo peor es que no sólo repercute en el transporte, sino que también en el costo de los alimentos. Para finales de mayo, la gasolina de 91 octanos aumentó 10 centésimos; la de 95 octanos, 2 centésimos; mientras que el diesel subió 12 centésimos. Esa fue la llegada a los tres dólares, pero nadie se esperaba que, al finalizar junio, se registrara otro incremento.
En el caso de la gasolina de 95 octanos, el alza fue de 9 centésimos; mientras que en la de 91, no se registra incremento. Los demás derivados sí reflejaron un aumento va de 4 hasta 7 centésimos. Entre ellos, el diesel, que subió 6 centésimos.
Pero esto no se da sólo en Panamá. En España estudian las posibilidades de que el combustible llegue a un precio récord.
El costo del combustible impacta en todo, y más en el aumento de la canasta básica, que de una forma u otra está ligado, porque en las industrias se utiliza el combustible para las maquinarias y para transportar la mercancía. Estos costos han sido traspasados a los consumidores.
Lo lamentable es que Panamá es un comprador más de petróleo, y tiene que atenerse a la oferta y demanda mundial, al igual que muchos países.
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