Ayer les contamos qué pasó con la llegada de Margarita al Aeropuerto de Tocumen. Bueno, esa historia tuvo una segunda parte y fue su arribo a la tierra de la libertad, La Villa de Los Santos, que rompió el silencio de su madrugada para recibir a su heroína.
Pero, mucho antes de la llegada de su hija, la madre de Margarita, Betzy, estuvo inquieta, aunque intentó disimularlo aduciendo sentirse muy cansada por las agotadoras jornadas de trabajo que ha tenido que enfrentar desde mayo, cuando su hija decidió entrar al LAI.
Betzy se veía cansada. Cómo no estarlo, si desde el mismo viernes ella misma dirigió la pintada de su casa, por dentro, con un verde menta que le daría a su hogar un toque diferente para la filmación que SONY ha preparado para los finalistas. Sillones, cortinas y hasta el piso dejaban ver en la tarde, cuando regresamos, que algo había pasado.
Cayó la noche y justo a las 9: 00 p.m., ya se sentía en el ambiente un olor a fiesta, pero la espera sería aún más larga. Media hora más tarde alguien dijo: "acaban de salir de Panamá". Empezó la espera otra vez; desde ese momento cada 15 minutos Betzy recibía llamadas de Juancín, el padre de Margarita, para indicar por donde venían. Hasta que a la 1: 15 a.m., alguien expresó: "vienen por Parita". Y se activó el tamborito, y los cohetes tomaron la palabra.
A la 1: 25 de la madrugada, escoltada por un patrulla, Margarita llegó a su casa, luego de casi dos meses de ausencia.
En ese momento un grupo de músicos y cantalantes de Monagrillo entonaron el tamborito "Margarita rodadora", una vieja tonada folclórica que fue arreglada en "Margarita ganadora" para recibir a la niña santeña que ha estremecido a Latinoamérica.
¡Viva Margarita!, se escuchaba mientras ella entraba al portal de su casa, repartiendo besos y abrazos a todo el que encontraba a su paso.
Luego de completar su cuota de besos y abrazos, Margarita fue montada sobre la capota de la camioneta que la llevó hasta su casa, para pasearse en tuna por el pueblo. ¡Jooo! ¡Mucho jolgorio!
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