"Señor Jesús, te pedimos que consueles a esta familia y que hagas justicia", oraban amigos de Olga González, de 14 años, quien fue asesinada de ocho puñaladas el pasado domingo en su casa, ubicada en el Cucuy de Cerro Batea.
Olga fue despedida ayer por sus familiares y amigos. Una calle de honor le hicieron sus compañeros del 8vo. B, de la escuela IPT San Miguelito. Cada cada uno, con una rosa (blanca y rosada) esperaba el momento final: su entierro.
En la primera banca de la iglesia San Martín de Porres estaban sus padres.
"Trató de defenderse y pidió ayuda, muchas paredes la escucharon, pero nadie la ayudó", sentenció en la homilía Jhalmar Broce, el sacerdote que presidió la misa.
ÚLTIMO ADIOS
De allí se trasladaron al cementerio de Corozal. "Mi niña no, Dios mío, ayúdame", repetía una y otra vez Vielka de González, madre de la menor. Su hermanito Franklin miraba detenidamente cuando la tierra tapaba el ataúd, donde yacía su única hermana, mientras que su padre pedía justicia.
Ayer, Irving Alberto Phillips, homicida confeso, fue evaluado clínicamente.
El examen comprobó que se encontraba en buen estado general de salud y que presentaba heridas recientes en sus extremidades. Se espera el resultado de la prueba de análisis toxicológicos para determinar la droga consumida.
El abogado Carlos Carrillo manifestó que el hecho de que Irving haya estado bajo los efectos de una sustancia ilícita no lo exime de culpabilidad.
Aclaró que el Código Penal sólo aplica esta medida en casos en los que las personas ingieren la sustancia accidentalmente, que no es este caso, pues Phillips, la consumió bajo su consentimiento.
NO LA VIOLO
El Instituto de Medicina Legal reveló que Olga no fue violada.
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