"Allá la situación es bastante mala y alarmante". Así lo declaró Edgardo Sandoval, quien llevaba hora y media de camino para salir de Changuinola hacia Chiriquí por la carretera de Guabalá.
Aseguró que además del problema con el agua, tampoco hay combustible y la comida se está agotando.
Este funcionario del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) no descarta que se puedan desatar problemas de salud a gran escala.
Sandoval contó que forma parte de un contingente de apoyo a la provincia de Bocas del Toro, que se asignó para trabajar en la liberación de esta provincia de la brucelosis, pero resultaron presas de las inundaciones.
Este grupo llegó a Bocas del Toro el pasado domingo para trabajar durante quince días, pero solo pudieron laborar una semana debido a las inundaciones.
"Todavía la comunidad está inundada y se ven las secuelas", afirmó. El funcionario manifestó que tampoco hay manera de salir por el lado tico, incluso está más difícil salir por ese sector, destacó.
Sandoval enfatizó que no fue hasta ayer cuando lograron ingresar los primeros helicópteros con medicamentos, pero en vista de que ellos no tenían vuelos disponibles, decidieron empezar a caminar hasta La Represa (Fortuna). "Esa era la ruta más conveniente", afirmó.
Mientras contaban las peripecias que habían pasado entre los deslizamientos, decían que era mejor reírse de esta experiencia, pues estaban vivos y la vida hay que gozarla.
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