Federico Ávila, director regional del MINSA, descartó que esto sea un indicio de una epidemia de diarrea, pero que la leche que se les brindaba a los 181 refugiados les provocó intolerancia.

"Ya están controlados e hidratados, por lo que ya están saliendo de su cuadro diarreico", expresó el galeno. La situación se presentó más en los infantes.

Algunas personas alojadas en el albergue de la Iglesia católica fueron trasladadas a otro habilitado por los estamentos de seguridad en la escuela de Paso Ancho.

Se tuvo que tomar esta medida, por el hacinamiento en las instalaciones de la iglesia.

Ávila recomendó que para evitar cualquier tipo de afectación al consumir agua en estas áreas, el vital líquido debe ser procesado, porque puede quedar con algún tipo de suciedad.

"Estamos recomendando el agua embotellada o por lo menos hervirla, o colocarle una gota de cloro por un litro de agua, o cuatro gotas de cloro por un galón de agua", explicó Ávila.

En tanto, Loyda Brown, de la CSS, dijo que en Chiriquí y Bocas del Toro no se han reportado daños de consideración en las unidades ejecutoras de la entidad.