La débil columna de humo que subía lentamente, avisaba que en el fogón se cocía algo.
En efecto era así, en su emparapetada casita de zinc y piso de tierra, en Loma del Sapo en Pedregal, Eladia Rodríguez hacía unas lentejas con plátano, que se convertirían en el único alimento del día de sus cuatro hijos: Mario Antonio, de 16 años; Catalina, de 11 años; Miguel Ángel, de 10 años y Estefanie, de 14 años, esta última tiene problemas cardíacos que le provocan desmayos.
Pero la pobreza en la que viven sumidos, les impide recibir atención médica, una de las preocupaciones de los docentes del Primer Ciclo Ascanio Villalaz de Pedregal, donde Mario Antonio y Estefanie cursan el octavo grado.
Aunque en una ocasión la llevaron al médico con sus recursos, saben que esta humilde familia necesita más que eso y expusieron el caso a DIAaDIA, mediante una nota.
Eladia es el único sustento en el hogar, no tiene compañero y lava y plancha ajeno, de vez en cuando, para sobrevivir.
"Ayer no fueron a la escuela porque no tenía pa’ el pasaje y es difícil hasta conseguir pa’ la comida", dijo la madre.
Pero los 20 centésimos que cobra la "chivita" ida y vuelta no es lo más relevante, sino que tienen que caminar 30 minutos para abordar este transporte.
SIN NADA
Miguel va a la escuela en chancletas. Se comparten dos camitas para dormir. Su casa se moja con las lluvias.
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