"Todo lo que se hace en la oscuridad, tarde o temprano sale a la luz", ésta fue la expresión de D. B. cuando llegó a DIAaDIA después de haber leído el reportaje del 29 de mayo sobre los maltratos que reciben los jóvenes en el Teen Challenge.
D. B., con lágrimas de dolor, dijo: "Yo interné a mi hijo varias veces en Teen Challenge, él me decía las barbaries que allí pasan y que abusaban sexualmente de él, pero nunca le creí, porque pensé que ellos eran pastores de Dios. Cuando visitaba a mi hijo lo encontraba como enajenado, estaba así como si le hubieran dado un sedante. Una vez lo encontré en "La Chiquita" completamente desnudo y con los dos pies encadenados, tenía la boca rota y el ojo amoratado, me dijo que le habían dado puñetes, que lo golpeó uno de los líderes; los levantaban a las cuatro de la mañana y los ponían en fila y en ayuno, y luego a trabajar en una porqueriza que tienen en Felipillo, les negaban la comida y los mantenían hasta tres días sin comer. Además de pagar una mensualidad de B/.35.00, les piden hasta lo último, hasta el tanque de gas hay que comprarles, el pasaje hay que dárselos, llevar donaciones por el valor de B/.10.00 y cooperar con cuanto se les antoje", dijo la sufrida madre.
No es la primera persona que denuncia actos de esta naturaleza que ocurren en este centro; es necesario que las autoridades competentes le pongan un alto a los abusos que, según los denunciantes, son el diario vivir en el Teen Challenge.
ESCAPAR
Es el único deseo que tienen los internos del Teen Challenge, aseguró D.B.
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