Siempre pensando en el futuro de sus hijas se estabilizó en este país en busca de una nueva oportunidad. Para ella fue un poco difícil adaptarse, pues venía de una cultura diferente, pero eso no fue obstáculo para alcanzar una de sus metas que era el poder brindar un hogar sano a sus niñas, "En ellas está la clave de mi lucha", mencionó Martha.

SUS INICIOS EN PANAMA
En 1984, consiguió un terreno en Las Mañanitas y se unió como voluntaria a los proyectos de "Cáritas" de la Iglesia católica. Con mucho amor vino a darles apoyo a las mujeres cuando la comunidad estaba en sus inicios y les daba pequeñas clases de modistería. Al principio, no sabía cómo hacerlo, pero el amor y el agradecimiento hacia Dios le iban guiando y todo salió bien, dijo "Mita", como cariñosamente les llaman sus conocidos.

Ha sabido querer y respetar a sus vecinos, los cuales considera como su familia y señala que siempre han estado allí para lo que necesite y viceversa.

LA MODISTA
De jovencita quería ser una profesional, pero no sabía cómo hacerlo, pues quedó huérfana a sus ocho años. Cuando tenía catorce años, empezó a trabajar en casas de familia y a sus veinte cosía cosas sencillas como delantales, ropitas de bebés, fundas, entre otros.

Cuando empezó a trabajar como modista con una profesora, siempre pensó en personalizar su estilo para que la gente la buscara por su trabajo.

"El cliente tiene buen gusto y con mi empeño y el amor que le pongo a mi trabajo, me buscan y es algo que me llena de satisfacción. Gracias a mis deseos tan grandes de superarme he ido perfeccionando mi costura", recalcó Ricarte.

GENEROSA
Martha expresó su agradecimiento con Panamá, pues es una tierra que le ha abierto puertas para surgir.