"Tú eres sacerdote para siempre, según el rito de Melquisedec". Ese fue el salmo que se reflexionó ayer en la misa oficiada por Monseñor José Dimas Cedeño en la Catedral Metropolitana, donde sacerdotes, religiosas y la feligresía panameña dobló rodilla para que el Todopoderoso derrame su misericordia sobre el Papa Juan Pablo II. El arzobispo dijo sentirse triste por la agonía del Sumo Pontífice, pero a la vez lleno de confianza en Dios porque ha visto que el mundo ha puesto sus ojos en la vida del Papa. " Esto es señal de que el Papa es querido en todo el mundo, entre cristianos y no cristianos", enfatizó.
Recordó que el Pontífice es un hombre que ha trabajado por la paz y los derechos del hombre, por la vida y la dignidad de la mujer alrededor del mundo en sus más de 26 años de servicio.
Señaló que en estos momentos Dios le asiste al Papa más que nunca, momentos por el cual todos tenemos que pasar.
En su homilía, monseñor expresó que Juan Pablo II le ha recordado al mundo entero que Cristo es el Señor y que Él es el camino, la verdad y la vida, por lo que exhortó a los cristianos a ser instrumentos de Dios.
"Jamás podremos olvidar su presencia física aquel 5 de marzo de 1983 en Panamá, donde visitó la catedral y compartió con enfermos y ancianos aglutinados en la Catedral", dijo Cedeño. Por su parte, el Obispo Episcopal, Julio Murray, señaló que esta congregación se sumó en oración por el Papa. "Consideramos que la figura papal en los últimos 25 años trató de consolidar los esfuerzos ecuménicos, esfuerzo que tomó como propio, y su labor a favor de la paz en los momentos más controversiales".
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