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Lazos afectivos
Dedicar tiempo con los hijos fortalece la confianza entre ellos. (Foto: Cortesia)

Pilar Lara | Psicóloga
Crear unos lazos afectivos saludables con los hijos no sólo es cuestión de dedicar más tiempo, sino de buscar la calidad en esas relaciones.

Ya no hay ninguna duda respecto al hecho de que la salud mental en niños y adolescentes (también adultos) está condicionada en gran medida por la cantidad y calidad de las relaciones afectivas que como padres hemos sido capaces de construir con nuestros hijos desde la más temprana infancia. No obstante, parece que la sociedad moderna no fomenta ni siquiera valora con la importancia que se merece este hecho.

Hay un primer factor relevante y recurrente en la familia actual: "la falta de tiempo para estar con los hijos".

Muchos padres justifican así el hecho de que no hayan atendido debidamente las necesidades afectivas de sus hijos desde las etapas más tempranas. Las consecuencias, si además se dan otros factores asociados (separaciones, malos tratos, problemas económicos...) pueden ser nefastas para integridad emocional del niño.

UN SEGUNDO FACTOR A CONSIDERAR ES LA POCA CAPACITACION DE LOS PADRES.
Muchos de ellos quizás pertenecen, a su vez, a entornos donde tampoco recibieron una atención afectiva suficiente y, por tanto, se les privó del aprendizaje acerca de cual era la mejor forma de educar e interaccionar con los hijos.

Un tercer factor lo podemos situar sobre circunstancias sobrevenidas, a veces imprevistas, como los problemas de trabajo, económicos, de relación en la pareja, etc. Estos factores pueden empeorar significativamente la calidad de las relaciones entre los miembros de la familia y crear un ambiente de inseguridad que puede resultar muy dañino para los más pequeños.

ALGUNAS SUGERENCIAS
Saber escuchar a nuestros hijos es la clave.

A muchos padres les parecerá trivial pequeñas anécdotas del colegio u otras que el hijo puede explicar comparadas con sus propios problemas. No obstante, puede que para ese hijo aquello tenga una importancia que trascienda a la comprensión o valoración del propio padre. Por tanto, ante cualquier demanda del niño debemos tener tiempo para escucharle.

APRENDER A HABLAR DE NUESTROS SENTIMIENTOS Y EMOCIONES
En los espacios comunes, cuando escuchemos y hablemos con nuestros hijos, debemos ser capaces de introducir el factor emocional. Debemos enseñarles a identificar sus emociones para que así puedan encauzarlas debidamente.

FOMENTAR LOS ESTILOS DEMOCRATICOS
Mediante este estilo educativo denominado "democrático" y considerado como el óptimo, según algunos estudios, el niño se siente amado y aceptado, pero también comprende la necesidad de las reglas de conducta y las opiniones o creencias que sus padres consideran que han de seguirse.





   
 
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