Aquí todo el mundo es experto en deportes. Los de televisión se creen más futbolistas que Pelé. Varios locutores musicales de radio creen que saltan más que Saladino y ciertos periodistas de prensa escrita son más beisbolistas que Mariano. Cuando nuestros talentos ganan, hasta caravanas le organizan y se aprovechan de su éxito para figurar con ellos y hacerlos "sus amigos", pero cuando el resultado es adverso, no pueden hacer una crítica profesional, sino que se convierten en seudo-expertos y acribillan a nuestros deportistas. ¡Cómo me gustaría verlos en una cancha internacional sintiendo la presión que se recibe de una barra en contra! ¡Cómo me gustaría verlos representándonos, que los rellenen de goles y que sientan lo que es regresar a casa derrotados y con una prensa poco profesional que opina por opinar sin hacer críticas o análisis con profesionales calificados!
Yo sé de análisis futbolísticos lo mismo que los opinólogos, perdón, narradores de fútbol saben de manejo de medios de comunicación, o sea, ¡nada!
Aquí he escrito que para mí es una tortura ver los partidos de fútbol por televisión local por la falta de respeto - en todos los sentidos -, de los narradores. Siendo así la situación y a sabiendas de que jugaba Panamá contra Estados Unidos, hice un ejercicio de prueba que no solo me resultó, sino que me demostró que las cosas se pueden hacer bien sin escándalos, sin 'pregones' baratos sacados de cajas de corn flakes y respetando a quien te sintoniza.
El sábado escuché el partido por radio, específicamente por RPC. Usted no sabe la experiencia tan deliciosa. Que manera más profesional de centrarse en narrar, que manera de manejar nuestra imaginación y con solo escucharlos transportarnos al mismo estadio. Cero gritos, cero protagonismo, cero falta de respeto, cero opiniones fuera de lugar. ¡Bravo!
La radio por su naturaleza es mágica y apela directamente a la imaginación de quien la escucha. Un buen locutor es aquel que logra que imagines y/o recrees todo lo que escuchas que él te narra. Cuando ese profesional logra que desde donde uno se encuentre viva, sienta, disfrute y se emocione con todo lo que él dice, es porque está haciendo buena radio.
Doy esta explicación porque tengo el compromiso profesional de felicitar por este espacio a los señores Luis Antonio Barreto y Julio Antonio Méndez por el profesionalismo con el que transmitieron los cuatro tiempos que conformaron el partido de fútbol el pasado sábado. Estos señores narraron con pasión, pero sin opinión. Narraron solo lo que veían e hicieron emocionar. No tuve necesidad de ver lo que pasaban por televisión porque ellos, con su narración, me llevaron, hicieron que imaginara los goles, los pases del balón, la emoción de las barras y hasta que brincara con el gol de Panamá.
Ellos mismos, después del partido, hicieron un análisis de lo que pasó. Abrieron los micrófonos a su audiencia y vino entonces un intercambio de opiniones profesionales vs la de los fanáticos. Ahí sí opinaron. Eso es lo que se hace cuando se tiene claro su función frente a una cámara o un micrófono en un momento específico.
Estos señores demostraron, por lo menos a mí, que aún hay esperanzas en tener una buena radio, una radio sin chabacanerías, sin 'opinodetodo', sin falsos expertos que solo quieren hacer show y crearse una fama. ¡Qué buena narración señores, los felicito!
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