Todo empezó cuando al señor Julio César Espinoza le dio derrame cerebral a finales del 2007. Desde entonces, su situación económica empeoró, ya que su jubilación no alcanzaba para cubrir los gastos de su enfermedad y la casa.

Humildemente, y demostrando que a pesar de las adversidades se debe tener fe, Virginia de Espinoza, su esposa, expresó que tiene la esperanza de que alguien llegará a ayudarla.

LAS NECESITA
La prioridad de esta familia es conseguir la medicina (Somacina), que hace seis meses el afectado no toma, porque no la consigue en la Caja de Seguro Social ni tienen dinero para comprarla por su cuenta.

A consecuencia del derrame, Julio usa silla de ruedas, se le olvidan las cosas y necesita terapia, ya que tiene poca movilidad en sus manos y casi no habla.

DESEAN MEJORES CONDICIONES
Es muy difícil movilizar al señor Julio. Esto sucede porque la vivienda no cuenta con una rampa o piso plano para pasar con la silla de ruedas.

La dedicada esposa también sufre, ella necesita lentes, pues tiene problemas de visión en el ojo derecho y en el 2006 le operaron una hernia. Debido a su situación, han pensado vender la casa y buscar un sitio que mejore su calidad de vida.

REALIDAD
Por fuera de la residencia se pueden observar paredes descoloridas y pilastras débiles. La seguridad de la casa la proporcionan dos puertas de madera vieja. Dentro, la realidad es la misma; hay unas sillas plásticas simulando un juego de sillones, una televisión en una pequeña mesa y sus adornos son un espejo y un reloj donde cuentan las horas esperando ayuda.

QUIERE TRABAJAR
El hijo de los esposos Espinoza desea conseguir un trabajo estable, ya que hace "camarones" de vez en cuando y no siempre le alcanza el dinero.