Tendrán que esperar. Entre el jueves y el viernes de esta semana las autoridades anunciarán cuándo serán censados los miles de ciudadanos del país que quedaron sin ser contados ayer debido a la mala organización.
Denis Cedeño, director del Instituto de Estadísticas y Censos (INEC) de la Contraloría General de la República, dijo que debido a inundaciones en Penonomé, Coclé, y en San Carlos, Panamá Oeste, gran cantidad de cuestionarios que se utilizarían para censar se mojaron. Por esto decidieron trasladar los formularios que se utilizarían para los corregimientos de Las Mañanitas y Tocumen a las áreas afectadas.
TRISTEZA POR LA NOVEDAD
Eunice Meneses, dirigente de los afrodescendientes, afligida, denunció que durante su turno al ser censada no se le preguntó, a pesar de que era notable, sobre su afrodescendencia, lo que para ella no significa ser contada en este grupo. Afirmó que las cifras de esta etnia no serán reales.
MAL RATO POR NO CENSARSE
Hasta las 6:00 p.m. de ayer la Policía Nacional informó que mil 153 personas fueron conducidas a las diferentes subestaciones policiales por transitar sin estar censadas. Este medio notó que hubo una férrea verificación de este proceso, pues había retenes por todos lados. Fueron 303 puntos de control en todo el país.
Las personas retenidas eran llevadas a ser censadas y luego fueron puestas en libertad.
ACCION DESLEAL
Una lectora de Calle 44, Bella Vista, reportó que se quedó esperando a los empadronadores. Ella preparaba el desayuno y vio que se acercaban a su casa. Pasó el tiempo y volvió a fijarse que no llegaban a censarla, por lo que abrió la puerta y se encontró con que le pusieron el "sticker" de empadronada y le dejaron dos cartoncillos de "empadronado", debajo de la puerta, pero a ella no le pidieron ni un dato. "No puede ser que hasta en los censos las cosas estén chuecas", cuestionó la ciudadana.
POCA CREDIBILIDAD
Esto fue lo que sucedió en Las Cumbres, donde los residentes esperaban a los encuestadores bien identificados, pues resulta que estos salieron a hacer su deber con un "suéter baratito", que cualquiera podía portar, lo que ocasionó que algunos dueños de viviendas no les abrieran las puertas, ya que consideraban que la vestimenta de los encuestadores era fácil de alterar. "Hasta los maleantes se podían pasar por empadronadores", reclamaron.
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